domingo, 6 de octubre de 2013

El amigo de mi primo

Las abuelas tienen un especial don para soltarte a las primeras de cambio que la hermana de la vecina del cuarto murió la semana pasada de un infarto o que el tío de un primo segundo suyo fue enterrado el martes. Suelen lamentarse por no haber podido acudir al sepelio e insisten e insisten en que tú conocías a ambos, aunque tú no los recuerdes ni remotamente. Para qué vamos a negarlo son las mejores en los partes necrológicos y por eso siguen empezando a leer el periódico por la contraportada para llegar a la sección de las esquelas.

La crisis económica ha cambiado hasta esta entrañable cualidad de toda la vida. Hoy las abuelas comentan que la hermana del vecino del cuarto se ha quedado sin trabajo tras un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) en su empresa o que al tío del primo segundo anteriormente referido se le ha acabado la prestación y se ha ido a vivir con la madre. El entorno es el mejor baremo para saber cómo estamos y hacia dónde vamos.

En la semana en la que el Financial Times ve en España “semillas de recuperación” (leer más allá del propio titular, demasiado esperanzador) y en la que la tasa de parados volvió a campar a sus anchas en septiembre tras un respiro de cinco meses miro otra vez a mi familia, a mis amigos y conocidos y percibo que el panorama tampoco ha cambiado demasiado.

Nos negaron la crisis, pero tampoco quisimos aceptarla porque nos creíamos invulnerables, pero el entorno daba señales. Primero fue el amigo de tu primo al que echaron con 40 días por año, luego le tocó a tu primo, pero con la mitad de la indemnización, y así el turno de tu cuñado, tu tío, hasta que te llegó a ti.

Y nos quedamos con cara de sorpresa: “No puede ser”, pero ya ves que si era. Se pasó del tiempo en que si no te sentías valorado te marchabas del trabajo al tiempo de ahora, de sobrevivir a toda costa. Ya no se discute con el jefe, se le aguanta porque no queda otra. No tengo claro si se ha cumplido literalmente la teoría de Charles Darwin y han sobrevivido, afortunados o no, las especies que mejor se han adaptado al medio.

                                                  Forges, El País.

Después del boom de los ERES gracias a la brutal reforma laboral, pensé que ya solo quedaban en las empresas los imprescindibles, los que sin ellos no hay actividad y los que iban a suponer el inicio del resurgir. Vamos que ya se había tocado el mítico fondo del pozo, pero sigo leyendo que las sociedades cierran o despiden (ERE de Panrico), que los ayuntamientos no pagan, que la gente se va a la calle con una mano delante y la otra donde buenamente puede, que se marcha de su país a ver si le valoran un poquito más (cómo estaremos que El País ha creado la sección Expatriados por la crisis) o al campo y que a tu sobrino no lo llaman ni para unas prácticas no remuneradas.

Los bancos ya no regalan vajillas, sino descuentos en comida y ropa; los conejos se adueñan de aeropuertos vacíos y hay universitarios que dejan su carrera porque sus padres no pueden pagar su matrícula y lo peor de todo es que es para estar en su casa porque el mercado laboral está como está y a lo máximo a lo que se puede aspirar es a uno o varios minijobs. Hasta este Papa tan campechano se preocupa por el paro juvenil y hasta Mercadona, al que los titulados rechazamos en su día por no estar a nuestra altura, ha dejado de ofertar puestos.

El desempleo ha arrebatado al terrorismo el liderato del ranquin de lo que más preocupa a los españoles. Mejor, porque ya ETA no asesina, pero ¿la crisis no está matando también (más indigencia y el drama de los desahucios)?

Los parados tienen el derecho de reprochar a los medios de comunicación que no son solo números ni esos porcentajes catastrofistas que tanto alegran un titular. Insisten en que detrás hay una historia, pero que prefieren guardar por dignidad. Hoy los periodistas os comprendemos un poquito más: el año pasado nos fuimos a la calle más de 5.000

Buahhhhhhhhhh. Qué triste me ha salido todo, pero es que es domingo y me caliento cuando me hablan de brotes verdes o señales de crecimiento. Me las creeré cuando vea al amigo de mi primo volver a trabajar, no cuando me lo diga el Financial Times.
    



6 comentarios:

  1. En esas estamos, David. Y el PP que remonta en las encuestas... Se lo han cargado todo y, no hay otra, cuando ya no queden ni las ruinas por fuerza volverá a crecer el empleo, eso sí, lo que antes era un puesto indefinido a 1.500 euros ahora será temporal por la mitad o menos. Desde luego, la reforma laboral ha logrado su único y exclusivo objetivo: abaratar los costes laborales, es decir, los sueldos, a niveles de los 80. Y parece que nos conformamos... Saludos perplejos.

    ResponderEliminar
  2. La verdad es que la situación es para hacer las maletas, pero no hay que conformarse. Como siempre, gracias por tu comentario.

    ResponderEliminar
  3. Y ayer decían en el Telediario que ya todos notamos que hemos tocado fondo, que sólo queda subir, que la confianza se va recuperando (si 100 puntos es "neutral" y de ahí para arriba, "optimista", ahora estamos en sesenta y pocos puntos; o sea, somos pesimistas, pero un poquito menos, algo así como los 31 parados menos de agosto). En resumen, que los españoles empezamos a tener otra vez alegría en el cuerpo. Eso dice el Telediario de la pública. Con dos cojones.

    (Por cierto, si es verdad lo de que hemos tocado fondo, entonces la pregunta será: ¿Y cuánto tiempo vamos a pasarnos ahí?)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Se ve que el fondo es más fondo de lo que parecía. Y del cuánto tiempo vamos a pasarnos entre tinieblas, pues a saber. Ya hay que esperarse de todo. Saludos Encarni y a no desanimarse demasiado.

      Eliminar
  4. Hoy he estado hablando con un individuo (todavía) mayor que yo y me aseguraba: "Si alguna vez hay una recuperación económica, ni tú ni yo la vamos a ver". ¿Es o no es como para pedirse una ronda?
    Excelente artículo, compañero. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Todavía mayor? Jajajaj. Un constructor me comentaba que iban a ser 8 años. Clavados. No sé yo si eran más sus esperanzas. La verdad es que es para más de una ronda. Gracias, compañero.

      Eliminar