domingo, 3 de noviembre de 2013

Para encontrar trabajo hay que ser un friki

Jesús Jiménez El Quijote de Ávila ha encontrado trabajo en Holanda después de recorrer más de 300 kilómetros a lomos de su potro Campeón para reivindicar una oportunidad laboral. Cuando lo leí me recordó al algecireño Raúl Torres, que en 2009 completó el trayecto que separa Algeciras de Madrid a pie (840 kilómetros en 36 días) para entregar en mano un currículo en el Ministerio de Trabajo (posiblemente el documento estará aún perdido en la burocracia ministerial). Lo hizo porque llevaba año y medio parado y no podía ya hacer frente a sus deudas.

Al segundo lo conocí en la redacción del periódico Europa Sur cuando me contó sus planes antes de partir. La historia me fascinó escucharla y luego escribirla, aunque también admito que al principio pensé que el protagonista no estaba, por decirlo de alguna manera, muy centrado. Al cabo del tiempo entendí que lo que le pasaba tiene una palabra: desesperación. La misma que llevó a Jesús Jiménez a lanzarse a su particular épica quijotesca.

Comparto la idea de que todo el mundo tiene un lado friki. Y añado: para encontrar ahora empleo hay que serlo (o al menos parecerlo), o si no montártelo por tu cuenta. Las dos últimas cosas (freaki y emprendedor) están también estrechamente vinculadas: hay que estar un poco loco ahora para ser tu propio jefe.

Asistí en abril en Granada a un taller de búsqueda de empleo y durante la charla, que era un poco rollo de automotivarse, ver una oportunidad en la crisis y no tener miedo al fracaso, la psicóloga Adela Jiménez puso una viñeta (la que ilustra esta entrada) que en tres imágenes resumía brutalmente la evolución del candidato. Sí, se ha pasado en menos de 10 años de aspirar a trabajar de lo tuyo a rezar porque el jefe de Recursos Humanos le eche un vistazo a tu currículo. Visibilidad es cómo lo llaman los especialistas en búsqueda de empleo, que han aflorado de un tiempo a esta parte.

                                         Imagen tomada de www.rinconpsicologia.com.

No es que sea un concepto nuevo. Pienso en los espontáneos que se tiraban antes al ruedo de la plaza de toros para mostrar su valía, pero eran casos puntuales y por eso aparecían en televisión. El problema es que ahora se está convirtiendo en una tendencia.

La estrategia es un dar un paso más que el resto para que el seleccionador no te descarte a las primeras de cambio entre la pila de currículos que tiene en su bandeja de entrada (yo los he visto desfilar en los correos genéricos de las empresas y nadie se dignaba ni siquiera a abrirlos), porque para qué vamos a engañarnos todos los desempleados tienen su carrera, su máster, su segundo idioma y su curso de Inglés Atención al Público o de Community Manager, impartidos por el SAE cuando el SAE tenía dinero.

Algunos lo llaman ser valientes o creativos, otros perder la vergüenza y, por último, se corre el peligro (o no) de acabar siendo un friki, con todos mis respetos a lo extravagante. La diferencia entre estos conceptos estriba en hasta dónde eres capaz de llegar. Pero claro, en el camino se pueden quedar en el arcén valores como la dignidad o la profesionalidad.

La familia de los que deciden llamar la atención, bien por su naturaleza o por su desesperación, es la que más sufre. Nuestros padres invirtieron sus ahorrillos e hipotecaron su vida para que estudiáramos una carrera, la que quizás ellos no pudieron, y de pronto ven a su hijo cabalgando en un caballo a Alemania, andando de una punta de la península a Madrid, cantando en el metro, tatuándose el logo de la empresa, exponiéndose en el escaparate de un comercio, implicando a abuelos y a hijos, rapeando, preparando galletas y haciendo un brickCV (videocurrículum originales) y se preguntan si se equivocaron en la educación que impartieron. Yo tampoco ahora lo tengo claro.

Lance Talent y Risto Mejide recomiendan directamente no perder el tiempo en buscar trabajo, sino hacer que el trabajo te encuentre. La clave es ser original y diferente porque hay muchos de lo mismo (la temida competencia). Entiendo que hay que serlo para trabajar en una agencia de publicidad, pero ¿también para ser cajero, reponedor o administrativo? Y, sobre todo, ¿qué pasa con los que son tímidos y válidos o los que crecieron con la certeza de que si ibas a la cama con los deberes hechos te iría bien en la vida?

En otros países como Inglaterra, con una tasa de paro (7%) algo más decente que la española (26%), no es muy polite entregar un currículo con foto por aquello de la política de la igualdad. En España, si no te expones, bien con video currículos o en redes sociales, estás muerto. Reputación on line o redputación, huella digital o marca personal también se le llama.  
 
Así que ya sabéis, casi 6 millones de parados, liadla (si hasta el Papa lo sugiere: "Salgan a la calle y hagan lío"). A Risto Mejide, Justin Bieber y a la restauradora del Ecce Homo de Borja, Cecilia Giménez, no les ha ido del todo mal. Ya habrá tiempo de discutir otro día los modelos a seguir.